Hay dos acciones que uno debe conservar y practicar a lo largo de toda su vida. Una de ellas es perdonar y la otra es agradecer.
Hay una historia muy linda, de dos amigos que viajaban por el desierto. En un momento de la agotadora jornada, ambos se trabaron en una discusión y uno de ellos le pegó una bofetada a su amigo. Entonces éste escribió en la arena: “Mi amigo me acaba de pegar una fuerte bofetada”, no dijo nada más y ambos prosiguieron su camino, en silencio.
Al llegar a un oasis, el hombre que había sido maltratado por su amigo se tiró al agua, en un acto de desesperación por refrescarse después de un largo viaje, pero no sabía nadar bien y comenzó a ahogarse. Su acompañante lo vio e inmediatamente corrió a socorrerlo y lo sacó del agua. Una vez recuperado del susto y del agotamiento, escribió en una piedra: “Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida”.
Intrigado el amigo le pregunta; ¿Porqué cuando te di la bofetada, escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra? Y su amigo respondió; "Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo. Pero cuando nos ayuda, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento podrá borrarlo".
El esfuerzo, el cariño y la dedicación que ustedes le entregan a nuestros hijos estará siempre grabado en la piedra de la memoria de nuestros corazones y la de nuestros hijos.
Con sincero afecto,
CEPAD
Marcela Vásquez
Presidenta
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